Hoy quiero sincerarme con ustedes y solidarizarme con todas aquellas personas (hombres y mujeres) que han sido ultrajados en su derecho a expresar su incomodidad. El tema que quiero tocar hoy me tiene muy inquieto debido a que el acto como tal no me parece tan ofensivo como lo es la impotencia que este implica para nosotros (en especial los hombres).
Permítanme contarles: estaba una vez con un amigo en un bus de transporte público sujetándome de las varillas del techo mientras hablábamos tranquilamente, cuando sentí que dos pequeñas manos exploraban mis nalgas de manera circular de abajo hacia arriba... siendo que estaba en una zona de no muy buena fama en Bogotá, lo primero que se me vino a la cabeza fue: "...erda, la billetera" pero, al instante recordé que nunca llevo mi billetera en el bolsillo trasero... no lograba entender lo que pasaba en ese momento hasta que mirando por debajo de mi brazo vi como lentamente se asomaba la sonriente y pervertida carita de una señora de unos cincuenta y tantos que decía: "ay, perdón..."
No sé qué me paso... me confundí, quedé aturdido, desubicado; no supe como reaccionar ante eso. En esa especie de choque emocional empecé a titubear... ¿la insulto?, ¿le pongo la mano?, ¿grito?, ¿pido auxilio?... ¡que alguien me expliqueeeee!!!
Dentro de la cultura en que vivo es bien conocido que hay hombres manilargos, pero, que ese atrevimiento se lo tome una mujer es algo casi inaudito. Con todo, no es el atrevimiento el que me incomoda; en mi manera de ver las cosas la doña quería echar una cana al aire con mi culo, es todo. Lo que me incomodó enormemente es que quedé completamente inerme, impotente y desamparado de cualquier elemento de respuesta. Si a una mujer le tocan la cola ella puede gritar, lanzar improperios y hasta masacrarlo a uno con el bolso, en cambio uno de hombre NO...!!! Uno es una víctima indefensa.
No voy a detenerme en las razones por las que a los hombres nos es 'imperdonable' amancillar a una mujer; estoy completamente en desacuerdo con cualquier forma de maltrato; no obstante, me parece inaceptable que ellas si 'tengan el derecho' de agredirlo a uno. Aunque suene exagerado, les voy a mostrar que no lo es tanto. Lean esta pequeña noticia para que entiendan mi posición.
Mi punto es simple, los hombres también merecemos buen trato y respeto; propongo que si se llega a presentar tal situación (sin importar quien abuse de la confianza) se asuma con madurez y -respeto-. ¿Por qué las mujeres no pueden simplemente decir: "señor, haga el favor de no tocarme las nalgas", en lugar de convertirse en unas energúmenas iracundas?
O, ¿por qué no promovemos una ley que obligue al 'abusiv@' a retribuir al afectad@ pecuniariamente?
Querid@ lector@, ¿se ha puesto a pensar cuánto dinero ha dejado de recibir por todas las veces que le han tocado las nalgas en un bus? Piénsenlo...
Concluyo invitándolos a todos y A TODAS al respeto y a las buenas maneras de enfrentar situaciones (para muchos) bochornosas; estoy completamente seguro que todo se puede solucionar de manera más inteligente y por supuesto, invitarlos a la CORDURA, las emociones no son racionales y no siempre son las más adecuadas para guiar nuestro actuar.
Saludos a tod@s.
Busca en Google "Marcha masculina", "Ministerio de equilibrio" y "Mandefender".
ResponderEliminarYa hay grupos contra la violencia femenina.
Gracias por el dato y por tu visita. Saludos.
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